Ser, saber, tener y hacer: las prioridades



SER, SABER, TENER Y HACER

 
Este es un pequeño ensayo que surge de una reflexión personal acerca de "SER, SABER, HACER Y TENER".

Muchas veces he oído decir que el orden de prioridades es ser, saber, hacer y tener.

Otros piensan, contrariamente, que primero es necesario tener, para después hacer, saber y luego ser.

Estas dos tendencias de pensamiento han estado siempre en conflicto.

Sin embargo, yo escucho en lo profundo de mis pensamientos y en el silencio de mis meditaciones lo siguiente:
 

El ser dice: sin mí nada se puede saber, hacer ni tener.

El saber dice: sin mí nada se puede ser, hacer ni tener.

El hacer dice: sin mí nada se puede ser, saber ni tener.

El tener dice: sin mí nada se puede ser, saber ni hacer.

 

Y descubro que los cuatro están en lo cierto.

Dijo el ser: sin saber, ni hacer ni tener nada SOY.

Dijo el saber: sin ser, ni hacer ni tener, nada SE.

Dijo el hacer: sin ser ni saber, ni tener nada HAGO.

Dijo el tener: sin ser ni saber, ni hacer nada TENGO.


Ser, saber, tener y hacer son como "los famosos mosqueteros" y ninguno está por encima del otro:

"Uno para todos y todos para uno"

 

Ser, saber, tener y hacer son como cuatro cuartos de un círculo giratorio, ninguno está arriba o abajo en alguna escala de valores. No podemos valorar al ser más que el saber, el hacer y el tener por los siguientes sencillos motivos:

Para ser hay que saber que se es, de lo contrario sin saber que uno es, nada es y por consiguiente nada hace.

Para ser hay que hacer algo, porque si no hago nada, aunque sea alguien es como si no lo fuera.

Para ser hay que tener (tanto elementos espirituales como físicos) pues el que no tiene nada, nada es.


 

Se pueden sub-clasificar al ser, saber, hacer y tener en dos aspectos: internos y externos cada uno quedando así:

 

1) “Tener interno" (emociones, pensamientos, deseos, carácter, atributos, cualidades, etc.) y "tener externo" (posesiones materiales, dinero, vestimenta, casa, etc.).


2) "saber interno" (intuición, conciencia original, automatismos, etc.) y "saber externo" (erudición, técnicas, doctorados, etc.).

 

3) "ser interno" (un hijo de Dios, un ser humano, un hombre, una mujer) y "ser externo" (un médico, un profesional, un técnico, un maestro, un barrendero, etc.).


4) "hacer interno" (pensar, calcular, planear, recordar, meditar, reflexionar, deducir, razonar, sentir, intuir, etc.) y "hacer externo" (correr, saltar, cocinar, dibujar, fabricar, etc.).




La conclusión es que no existe un orden rígido de prioridades, como siempre se ha creído en defensa o condena de pobres y ricos; de sabios e ignorantes o de competentes e incompetentes.
 

Por lo general se suele subestimar al que "tiene para ser", al que "hace para saber" y peor aún, al que "hace para tener" o por otro lado al que "no tiene por no ser o por no hacer".

 

Más bien es "una rueda dinámica giratoria en forma de espiral ascendente" en donde por momentos el orden es ser, saber, hacer, tener, otras veces vemos que está el hacer, luego el saber, luego el tener, luego el ser; en otras ocasiones está el tener, luego el hacer, el ser y finalmente el saber.