Auto Ink: Una máquina que hace tatuajes

Los seres humanos inventamos cosas para solucionarnos la vida. Hace más de cinco mil años nuestros antepasados inventaron la rueda y desde entonces, las cosas que hemos creado se han ido sofisticando. De hecho, hay quienes creen que el afán por simplificarnos la vida no va a parar hasta que terminemos sustituyéndonos a nosotros mismos, con eficientes y mecánicos robots.




Sin embargo, también existe una vertiente de inventos que sí, son sofisticados, pero no necesariamente indispensables en la vida diaria. En esta categoría entra la Auto Ink, una máquina fabricada por Chris Eckert y que sirve, nada más y nada menos que para hacer tatuajes. Así como lo leen: lineas de tinta marcadas sobre la piel humana.


La máquina es una escultura de tres ejes controlada numéricamente. Una vez que el interruptor principal se acciona, el operador asigna una religión y el símbolo correspondiente es tatuado en el brazo de la persona. El operador es automático, por lo que no tiene control sobre el símbolo seleccionado. Es designado, ya sea al azar o mediante intervención divina, dependiendo las creencias de cada persona.


Actualmente, la Auto Ink tiene un bolígrafo en vez de una aguja, pero en cuanto éste sea sustituido, puede marcar permanentemente la piel de quien se atreva a probarlo. Chris Eckert, el artista californiano detrás de esta inusual máquina, se dedica precisamente a crear cualquier cantidad de dispositivos mecánicos que desarrollan funciones muy específicas. Por ejemplo, una máquina que literalmente escribe, es decir, que utiliza una pluma fuente en vez de tipos movibles para realizar su labor.



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link: http://www.youtube.com/watch?v=uPPxJ3CMvHw


El proyecto inició como una forma de unir a las principales religiones que se profesan al rededor del mundo, al concederle a una máquina el poder de designar a cada persona la creencia religiosa que debe seguir. No sé que tanto éxito pudiera tener en su aplicación literal, es decir, como una máquina que realiza tatuajes. Muchas personas le temen a las agujas y lo que se espera de cualquier artista del tatuaje, además que tenga experiencia, es que tenga un poco de tacto y delicadeza al trazar las líneas.

Lo que nos queda claro —una vez más— es que el ingenio de los seres humanos no conoce límites, ya sea para hacer volar una casa con globos atmosféricos o bien, para crear una máquina que produzca tatuajes mecánicamente.