Costa de Marfil: al borde de una nueva guerra civil


- Más de 500 personas han sido asesinadas y 700.000 han sido desplazadas por la violencia desatada tras la elecciones presidenciales de Noviembre de 2010. -

- Human Rights Watch acusa a las fuerzas del presidente depuesto Laurent Gbagbo de haber cometido crímenes contra la humanidad. -

- Los responsables de los abusos podrían ser juzgados por la Corte Penal Internacional. -


Issouf Sanogo/AFP
Los paralelismos se suceden. África escupe un nuevo tirano haciendo uso de la violencia contra su propia población para aferrarse al poder. Pero a diferencia de Libia, la crisis política que está llevando a Costa de Marfil al borde de la guerra civil no goza de una atención mediática similar ni de la apresurada y unánime intervención de la comunidad internacional. Y las cifras apuntan ya a un drama humanitario: desde el mes de Diciembre, más de 500 personas han sido asesinadas, 700.000 han sido desplazadas por la violencia en la principal ciudad del país, Abidjan, y 100.000 han buscado refugio en el vecino Liberia.


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Desde que el pasado 28 de Noviembre se celebraran las elecciones presidenciales, Costa de Marfil se ha visto inmerso en una espiral de violencia desatada por la confrontación política y armada entre los dos principales líderes que acudían a los comicios. En los mismos, auspiciados y bajo observación de las Naciones Unidas, el líder del Rassemblement des Houphouétistes por la Democratice et la Paix (RHDP), Alassane Outtara, lograba un margen de 350,000 votos sobre su adversario, Laurent Gbagbo, representante de La Majorité Presidentielle (LMP) y asentado en el poder desde hace más de diez años.


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Buscando dar un vuelco al resultado electoral, el Consejo Constitucional, máximo órgano judicial ampliamente controlado por leales a Gbagbo, anunció que se habían producido “flagrantes irregularidades” en siete regiones del norte y el centro del país, feudo indiscutible de Ouattara y donde Gbagbo había obtenido tan solo un 10% de los votos en la primera vuelta. El Consejo apresuró entonces la anulación en estos departamentos de 660,000 votos de la segunda vuelta, otorgando a Gbagbo el 51.4 % del total, a diferencia del 45.5% que había obtenido.


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El escenario consecuente es un conflicto armado entre las fuerzas armadas leales a Laurent Gbagbo, quien rechaza asumir su derrota y abandonar el poder, y las Forces Novelles (FN), un grupo de insurgentes que controlan el norte del país, quienes nunca llegaron a desmovilizares tras la guerra civil de 2002 y que ahora, movidos por su odio a Gbagbo, prestan su apoyo a Alassane Outtara, ganador oficial reconocido por la Unión Africana, las Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea.

Gbagbo acudió a las elecciones presidenciales con el lema “Ganamos o ganamos”, algo que parece estar dispuesto a lograr a toda costa. Desde que se conociese el resultado de las elecciones, las fuerzas de seguridad y milicias callejeras leales a Gbagbo, además de combatir a los rebeldes de las Forces Novelles,  han impuesto una campaña de terror contra la población civil, en particular contra la coalición de Alassane Ouattara o aquellos que le prestan su apoyo. En tres meses de violencia organizada, más de 500 personas han sido asesinadas, 700.000 han abandonado Abidjan por miedo a los enfrentamientos o a las represalias, y otros muchos han sufrido violaciones, torturas y desapariciones forzadas, lo que constituye según la organización defensora de derechos humanos, Human Rights Watch, crímenes contra la humanidad.

Víctimas y testigos entrevistados por esta organización han identificado entre los responsables de los abusos a la Guardia Republicana y el Centre de Commandement des Opérations de Sécurité (CECOS), dos cuerpos de seguridad de elite bajo el control de Gbagbo, y los Jóvenes Patriotas y la Federación de Estudiantes de Costa de Marfil (FESCI), dos milicias armadas próximas al líder. De igual forma, la televisión estatal Radiodiffusion Télévision Ivorienne (RTI) habría lanzado mensajes de incitación a la violencia contra las fuerzas de paz de las Naciones Unidas, nacionales procedentes de países vecinos en la región y condicionales de Outtara, tal como hiciera el propio líder de las milicias juveniles Charles Blé Goudé, el pasado 25 de Febrero. ”Os doy una orden que debe ser impuesta en todos los barrios. Deberéis establecer puestos de control y denunciar a todo extranjero que entre en ellos,” dijo Goudé haciendo referencia a inmigrantes y grupos étnicos procedentes del norte, controlado por los rebeldes del FN. El término ivorité ha sido acuñado por los nacionalistas para denominar a los habitantes del sur y este del país, los verdaderos marfileños, excluyendo al “extranjero” del norte e inmigrantes. En Costa de Marfil, el 26% de la población procede de países vecinos, particularmente de Burkina Faso.


Mujeres se manifiestan por la paz en Abidjan bajo el control de las fuerzas de Gbagbo. Jane Hahn/NYT
En el último mes, el conflicto se ha intensificado con combates violentos en las ciudades de Duekoue (al oeste), Daloa (centro-oeste) y Bondoukou (al este). También los ataques contra la población civil han sido generalizados, como lo ocurrido el pasado 18 de marzo, cuando las fuerzas de Gbagbo emplearon fuego de mortero contra un mercado en el suburbio de Abobo, un barrio en la ciudad Abidjan conocido por ser próximo a Outtara, en el que murieron 30 personas y una docena resultaron heridas. En el mismo barrio y a principios de mes, seis mujeres fueron también asesinadas durante las manifestaciones pacíficas que exigían a Gbagbo abandonar el poder. Las fuerzas del Presidente depuesto dispararon contra la marcha de mujeres que gritaban “queremos paz”, desatando el pánico entre las asistentes. Un video aficionado pudo grabar los hechos en los que se escucha el tiroteo.


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La violencia política desatada tras las elecciones elevó al poco la atención de la comunidad internacional sobre los ataques contra la población civil, un interés que parece haber caído en desánimo tras los acontecimientos vividos en Túnez, Egipto y Libia. La Secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton hizo tras los comicios un llamamiento al fin de la violencia asegurando que “los responsables de la violencia contra civiles tendrán que responder por sus acciones.” En el mes de enero, el Consejo de Seguridad enviaba 2.000 nuevos efectivos para reforzar su misión de paz (la UNOCI) y la Unión Europea imponía sanciones sobre el gobierno derrocado que incluían la congelación de bienes y limitaciones comerciales. Organizaciones como International Crisis Group abogan ahora por una respuesta contundente que obligue a Laurent Gbagbo a abandonar el poder con el fin de evitar una nueva guerra civil.

Crímenes bajo jurisdicción de la CPI

La Fiscalía de la Corte Penal Internacional está analizando información relevante sobre los crímenes cometidos en el país tras la segunda vuelta de la elecciones presidenciales. El pasado 21 de Diciembre, el Fiscal Jefe, Luis Moreno-Ocampo aseguraba no haber abierto ninguna investigación sobre el caso, sin embargo no dudaría en hacerlo si se hubieran cometido crímenes bajo su jurisdicción. “Mi oficina está muy preocupada por las actividades de Charles Blé Goudé”, dijo el Fiscal en relación al líder de las milicias juveniles. “Está incitando a la violencia. Si esa gente comete atrocidades en Costa de Marfil, Blé Goudé será juzgado por haber incitado a la comisión de crímenes. Los cascos azules y las fuerzas de paz no pueden ser objeto de ataques, juzgaremos esos hechos. También estamos analizando las actividades de las milicias, las cuales han sido organizadas bajo el comando de generales.”

Fiscal Jefe de la CPI/ Efe
Los mensajes de incitación a la violencia de Blé Goudé podrían bastar para demostrar una política gubernamental organizada para cometer crímenes. Es esto lo que le compete a la CPI y lo que ha de analizar: si los asesinatos, las desapariciones forzadas, las violaciones y la persecución de nacionales de otros países de la región atienden a un plan organizado, generalizado y sistemático, tal como define el Art.7 del Estatuto de Roma los “crímenes contra la humanidad”.

Pese a no ser un estado parte del tribunal, Costa de Marfil aceptó la jurisdicción de la Corte en 2003 a través de una declaración formal bajo el art.12(3) del Estatuto. La Fiscalía ha asegurado que podría solicitar a los jueces la apertura de investigaciones sobre los crímenes cometidos si éstos se ajustan al criterio de gravedad y si no hubiera procedimientos judiciales nacionales en marcha. Otra opción podría venir de la mano del Consejo de Seguridad, que al igual que hiciera con Libia, podría ordenar a la Fiscalía investigar los crímenes bajo su mandato.

Ciclos de violencia política

Lo ocurrido en los últimos meses en Costa de Marfil encuentra sus raíces inmediatas en la crisis política de 2000, la cual llevó al país a la guerra civil también tras unas elecciones presidenciales. Mismo escenario, mismos personajes y el odio étnico en la sombra. Una ley electoral aprobada con celeridad por el gobierno poco antes de los comicios exigía que los padres del candidato presidencial hubieran nacido en Costa de Marfil, una pretensión que dejaba fuera al candidato del norte, Alassane Outtara, representante de la mayoría musulmana de esta región del país, habitada por inmigrantes pobres procedentes de Mali y Burkina Faso.

El recurso a la violencia no se hizo esperar, y en septiembre de 2002 los rebeldes del norte comenzaban una guerra por el derecho a voto y la representación en el gobierno de Abidjan. Desde entonces, pese a los acuerdos de paz firmados en 2007, el país ha vivido inmerso en años de confrontación política, golpes de estado y violencia. Las elecciones del 28 de Noviembre del pasado año eran la esperanza para lograr cierta paz y estabilidad en el país, sin embargo han reabierto heridas gangrenadas.


Fuente
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Les dejo 2 comentarios de la nota para aclarar un poco la situación socio-política en Costa de Marfil, para seguir reafirmando la falsa necesidad de el estado, que corrompe y mata solo por perseguir objetivos que lejos están de el real de los individuos que lo sostienen:

Gbagbo fue elegido democráticamente en el 2000 y lleva en el poder 10 años porque hubo una rebelión armada en el 2002 y no se ha dado una situación adecuada para votar en todo este tiempo. Los rebeldes también estaban en el gobierno y no tenían prisa por celebrar las elecciones. Gbagbo es el gobernante legítimo de Costa de Marfil. GBAGBO NO ES GADAFI. No es ningún dictador. Seguimos con la historia de las últimas elecciones, en las que no se sabe quién es el ganador, pero en las que el procedimiento legítimo y constitucional fue seguido por Gbagbo mientras Ouattara se autoproclamaba presidente ante los medios extranjeros, con el apoyo de la ONU y los embajadores de Francia y Estados Unidos. De nuevo: con resultados provisionales no consensuados por todas las partes y anunciados en el cuartel general de Ouattara fuera de tiempo. A eso le llamo golpe de estado mediático. Seguimos … La ONU ha tomado partido y ha precipitado el desastre. La población civil les impide el movimiento, animada por el gobierno, porque se les ha visto combatiendo junto a los rebeldes y los apoyan logísticamente. Han perdido su credibilidad y su “neutralidad” y se les ve como fuerza enemiga. Ellos han disparado contra marfileños, cosa que los marfileños no han hecho de momento. Seguimos … ese reporte de atentados de las fuerzas legales de seguridad del país contra civiles habría que verificarlo. Incluso hay dudas de que lo de Abobo no fuera un montaje. Seguimos … los rebeldes que ahora son el ejército legítimo de Ouattara llevan cometiendo barbaridades contra los civiles de Costa de Marfil desde el 2002 y evidentemente desde las elecciones, pero eso no aparece por ningún lado. La demonización de Gbagbo y el ejército marfileño me parecen inexcusables porque hay (y mucha) información sobre terrorismo urbano de pro-Ouattara, atrocidades en pueblos ocupados por ellos y demás. Seguimos … Veo la RTI y no es la Radio Mil Colinas. No lanza mensajes de odio. Pasa información gubernamental. Obviamente no la veo 24 horas al día ni lo entiendo todo, pero no provoca al ataque ni a la violencia. Ble Goudé hace llamamientos a la resistencia pacífica, pero resistencia. Seguimos … El TPI debería empezar por juzgar a Soro y compañía antes de seguir por Gbagbo. Leo parcialidad y justificación de un ataque a un gobierno legal … Seguimos, Gbagbo siempre ha mostrado su predisposición al diálogo, algo que no ha hecho Ouattara. Salvando las distancias, me veo como si observaran cómo atacan a Allende, pero en africano y en el siglo XXI. Y la desinformación es algo muy grave.

Y no me parece bien justificar a Ouattara. Lo excluyó Guei de las primeras elecciones por nacionalidad dudosa, porque siempre se presentó con burkinés durante su carrera financiera y política. Bedié acuñó el término ivorité y lo utilizó contra Ouattara, sí, para dejarlo fuera de las elecciones. Pero no creo que por eso haya que montar un golpe de estado contra un gobierno democrático ni una rebelión. Rebelión apoyada por Francia y Burkina, que les protegieron, armaron, instruyeron y ayudaron hasta hoy, cuando están a punto de tomar el país. Me parece auténticamente vergonzoso cómo se está reescribiendo la historia y dignificando a una persona que ha hecho de todo (lo ilegal) por llegar al poder: Alassane Dramane Ouattara. Yo no olvido que Compaoré mató a Sankara, aunque sea un respetado jefe de estado. Tampoco olvido lo que ha hecho Ouattara para llegar al gobierno y lo recordaré cuando lo reciban en Washington, Paris y Madrid como un héroe. Es un criminal de guerra, porque de ellos se ha servido para ser presidente.