La Habitación Secreta de la Familia Ten Boom

La Habitación Secreta de la Familia Ten Boom




En absoluto silencio y en una completa oscuridad, seis personas,cuatro de ellas judías, permanecían encerradas en una minúsculahabitación secreta. No había espacio para moverse, dos podían sentarsemientras que cuatro permanecían de pie. La Gestapo las buscaba por todala casa, sabía que estaban escondidas en algún rincón, pero le eraimposible descubrirlo: una falsa pared y un armario ocultaba elminúsculo habitáculo que los propietarios de la vivienda, la famila tenBoom, habían creado para salvar la vida de aquellas personas y la decientos de judíos perseguidos y desesperados.


La familia ten Boom en 1902

La familia ten Boom estaba integrada por los padres, Casper y Cor;cuatro hijos, Betsie, Willem, Nollie y Corrie; y tres tías, Jan, Bep yAnna. Durante la ocupación nazi de Holanda, los ten Boom, ocultaron ensu hogar, conocido como Béjé (en la calle Barteljorisstraat, nº 19, enel centro de Haarlem, Holanda), a numerosos judíos y a otras personasque temían ser obligadas a trabajar para los nazis.


Los cuatro hermanos de izquierda a derecha: Betsie, Willem, Nollie y Corrie

Casper era un relojero de gran prestigio en Haarlem. Durante elHolocausto, sus hijos ya eran mayores y su mujer había fallecido. Betsiy Corrie no se habían casado y vivían en el hogar familiar. En 1922,Corrie se convirtió en la primera mujer con licencia de relojero en losPaíses Bajos. Willem se había graduado en la escuela de teología y sehabía interesado enormemente por el problema del antisemitismo. En1927, escribió un artículo sobre este tema. Nollie era maestra, estabacasada y tenía seis hijos.


Taller de relojería de los ten Boom. Casper, al fondo, rodeado de sus empleados

Los nazis ocuparon Haarlem aplicando unas estrictas normas decontrol de la población. A los ciudadanos no se les permitía abandonarsus hogares después del toque de queda, que pasó de las 9:00 a las 6:00horas pm. El himno nacional holandés, “Wilhemus”, fue prohibido. LaGestapo reclutaba a todos los hombres de edades comprendidas entre los17 y 30 para que trabajasen en fábricas o en el ejército. Losholandeses también conocían la persecución de los judíos y su reclusiónen campos de concentración. La familia ten Boom sabía muy bien cuálsería su suerte si desafiaban a los nazis ayudando a judíos o amiembros de la Resistencia pero creyeron que era su deber hacerlo.


El Béjé, el hogar de la familia ten Boom. En la planta baja se encontraba la relojería y en la alta, la vivienda


Los cuatro hermanos ten Boom

En mayo de 1942, una mujer judía, elegantemente vestida y con unamaleta en la mano, llamó a la puerta del hogar de los ten Boom. Muynerviosa, le explicó a la familia que su marido había sido detenidovarios meses antes y que su hijo había logrado huir. Los nazis labuscaban y tenía mucho miedo de regresar a su casa. Sabía que elloshabían ayudado a otra familia judía, los Weils, y se preguntaba sipodría permanecer con ellos un tiempo.

Casper acogió a esta mujer y continuó ofreciendo su hogar como unlugar seguro hasta que los refugiados pudieran salir del país. Estaspersonas podían permanecer unos días o, incluso, meses en la casa delos ten Boom. Pero era necesario construir un escondite en el quepudieran ocultarse en caso de que los nazis vigilasen el barrio. En eldormitorio de Corrie se levantó una pared falsa de ladrillos queocultaba una pequeña habitación. A este espacio se accedía a través deun estrecho pasadizo, que se hizo en la parte inferior de un armario,levantando un falso panel. Se colocaba una cesta con ropa de cama parallenar ese lugar y se cerraba la puerta del armario. Desde el exterior,era casi imposible descubrir el acceso a la habitación secreta.



En la imagen superior, la familia ten Boom aparece junto a algunosde los refugiados que vivieron en su hogar. Corrie es la segunda desdela izquierda en la fila superior; Casper se encuentra en frente deCorrie; Betsie está a la derecha, en la fila superior. La fotografíapertenece a Hans Poley, que sobrevivió al Holocausto (está en frente deBetsie).


Imagen de otras personas que fueron ayudadas por los ten Boom

La familia logró, después de numerosas prácticas, que las personasque escondiesen en su casa se introdujeran en la habitación oculta ensólo 70 segundos, después de que sonase la alarma. Durante ese tiempo,no sólo tenían que arrastrarse hasta el refugio, también debían ocultarcualquier objeto que los delatase, por ejemplo, colchones, almohadas ymantas, si era de noche, o vasos, platos y otros utensilios, si estabancomiendo.





En las imágenes superiores aparece la sala de estar, que erallamada la “habitación de la liberación”. Era el único lugar de la casalo suficientemente grande como para que cupiesen todos. Las personasque vivían en la clandestinidad compartían con los miembros de lafamilia las diferentes tareas del hogar. Todos intentaban colaborar yapoyarse en aquella situación tan difícil.

En la casa había varias habitaciones que podían ocupar losrefugiados, aunque no sobraba el espacio era posible adaptarse pero losalimentos sí eran un problema. Los no-judíos holandeses habían recibidouna tarjeta de racionamiento con la que podían adquirir bonos semanalespara comprar alimentos. Estos alimentos eran escasos de modo que eranecesario acceder a más tarjetas de racionamiento. Corrie conocía muybien a muchas familias de Haarlem, gracias a sus obras de caridad.Recordó que una pareja tenía una hija con discapacidad que ella habíaayudado. El padre era un funcionario que estaba por entonces a cargo dela oficina de las tarjetas de racionamiento. Una noche, Corrie sepresentó en la casa de este funcionario sin previo aviso. Él parecíasaber cuál era el motivo. Cuando le preguntó cuántas tarjetas deracionamiento necesitaba, Corrie, que había ido a por cinco,sorprendentemente, se atrevió a pedirle cien.

La Gestapo, con la ayuda de un delator, detuvo a seis miembros dela familia el 28 de febrero de 1944 en torno a 12:30. Un individuollamó a la puerta de los ten Boom pidiendo ayuda. Habían detenido a sumujer por ocultar a judíos y necesitaba dinero para sobornar a lapolicía y lograr su liberación. Corrie y Betsie no lo habían vistonunca y presentían que aquel individuo no era sincero pero ¿y si eracierto lo que decía? Después de un momento de duda, decidieronayudarlo. Realmente, el hombre era un espía y, en unos minutos,oficiales nazis invadieron la casa. Sabían que algo comprometedorencontrarían en ella. Pero, además, Betsi tuvo un descuido que confirmólas sospechas. Los ten Boom colocaban en una ventana un signo para quelas personas que necesitasen refugiarse en su casa supiesen que nohabía peligro y que era un buen momento. Si la situación cambiaba, elsigno era retirado. Un miembro de la Gestapo, que vigilaba la casadesde el exterior, vio como Betsie retiró la señal de la ventana en elmomento en que los oficiales allanaban la vivienda. Los alemanes, aldescubrir que aquel símbolo era una señal de aviso, lo volvieron acolocar en su lugar y detuvieron a los que fueron llegando después,creyendo que la casa era segura. Unas treinta personas fueron detenidasy llevadas a prisión.


Señal de aviso que los ten Boom colocaban en la ventana para indicar a los que buscaban refugio que la casa era segura

Sin embargo, las personas que se encontraban refugiadas en el hogarde los ten Boom sí pudieron ponerse a salvo. En aquel momento seencontraban en la casa cuatro judíos (dos hombres y dos mujeres) y dostrabajadores del metro, que lograron esconderse rápidamente en lahabitación secreta. La señora más mayor, Mary Italle, tenía asma y tuvomuchas dificultades para acceder a la habitación secreta. Corrie laayudó y cerró el panel del armario sólo unos segundos antes de que unpolicía nazi apareciese en su habitación. Los refugiados permanecieronen este pequeño espacio dos días y medio, sin comer ni beber.

Corrie y Betsy fueron interrogadas por miembros de la Gestapo, queles preguntaron una y otra vez dónde escondían a los judíos. Aunquefueron brutalmente golpeadas, las dos mujeres se negaron a hablar.

La Gestapo comenzó a inspeccionar la casa minuciosamente pero noencontró la habitación secreta. Los alemanes localizaron un lugar en laescalera en el que se escondían las tarjetas de racionamiento y lospasaportes falsos.



Lugar en el que se escondían los documentos falsificados

La familia ten Boom fue inmediatamente detenida. Un oficial seapiadó de Casper, que tenía 84 años, y le ofreció dejarlo libre si leaseguraba que no iba a causar más problemas en el futuro. Caspercontestó que no podía prometérselo, de modo que también se lo llevaron.

Dos días después, un agente de la policía holandesa se puso alservicio de los alemanes que estaban vigilando la casa. Pero, enrealidad, este individuo era miembro de la Resistencia y había acudidopara intentar liberar a los refugiados. Encontró una oportunidad parasacarlos a través de los tejados de los vecinos, que colaboraron paraque pudieran escapar. También el agente de policía tuvo que desaparecerpara evitar el castigo de la Gestapo.




A través de estos empinados tejados pudieron huir las seis personas refugiadas

Por ayudar a los judíos la familia ten Boom fue enviada adiferentes cárceles y campos de concentración. La policía nazi subió atodos los detenidos en furgonetas y los llevó a la cárcel de la ciudad,una antiguo gimnasio. Después fueron enviados a la prisión deScheveningen. Corrie y Betsie fueron separadas de su padre y ya novolvieron a verlo nunca más. Corrie tenía la gripe, por lo que fuepuesta en régimen de aislamiento.

En prisión, Corrie llegó a enterarse de que su padre falleció a losdiez días de su detención. También su hermano Willem, el hijo de éste,Christiaan, de 24 años, y otros miembros de su familia murieron comoconsecuencia de su encarcelamiento, pero de estas tristes noticias seenteraría mucho después.

Cuando se restableció de su enfermedad, Corrie asistió a su primeraaudiencia. El oficial Rhams llegó a apreciar a esta valerosa mujer y atener cierta complicidad con ella. Le gustaba escuchar detalles de suvida familiar y, según afirmó la propia Corrie, las conversaciones quemantuvieron los dos trajeron algo de felicidad en aquella etapa tandura de su vida.

Pero esta felicidad duró poco tiempo. Corrie, Betsie y otrasreclusas fueron trasladadas a Vught, un campo de concentración enHolanda. Las condiciones eran terribles, mucho más severas que en el deScheveningen. Si alguna norma se infringía, todo el campamento eracastigado. A veces, los prisioneros eran enviados a un armario dondepermanecían encerrados con las manos atadas por encima de sus cabezas.

Después de unos meses en Vught, que parecieron una eternidad,Betsie, Corrie y otros prisioneros fueron trasladados, de nuevo, a otrocampamento. Esta vez, a la tierra más temida: Alemania.

Tras cuatro largos días de viaje, los prisioneros llegaron aRavensbrück, próximo a Berlín, el lugar más horrible en el que Betsie yCorrie habían estado. Al menos en Vught y Scheveningen, los presos eranllamados por sus nombres pero en Ravensbrück sólo eran un número.

Las condiciones de vida en este campo de concentración eraninhumanas. Al parecer, más de 90.000 mujeres y niños perecieron enRavensbrück. Betsie, cuya salud nunca había sido buena, pronto cayóenferma. Corrie suplicó a uno de los trabajadores de la cárcel quellevaran a su hermana al hospital, pero se aquel individuo se negó ahacerlo. Durante la enfermedad de Betsie, las hermanas planearon quededicarían su vida a ayudar a las personas que sobrevivieran a loscampos de concentración a superar las terribles secuelas físicas ypsicológicas. Corrie escuchaba emocionada a Betsie, quería hacerrealidad este sueño pero era consciente de que su hermana no estaría yaa su lado.

Finalmente, Betsie fue llevada al hospital pero era demasiadotarde. Corrie descubrió, días después, en la parte trasera del hospitalvarios cadáveres hacinados, uno de ellos era el de su hermana.

Sólo unos pocos días más tarde, llamaron a Corrie por su nombre. Aella le sorprendió porque estaba acostumbrada a ser sólo el prisionero66730. Debía permanecer en el hospital por un tiempo y después quedaríalibre. Como consecuencia de un error administrativo, Corrie logrósobrevivir. Existía una lista con las mujeres, mayores de 50 años, quedebían ser exterminadas. Corrie, que ya tenía 53, no figuraba en esalista, de modo que no fue conducida a la cámara de gas, en la quemurieron las miles de mujeres que aparecían en la lista. Fue puesta enlibertad el 25 de diciembre de 1944


Corrie ten Boom

Después de su liberación, Corrie realizó el sueño que quisocompartir con ella su hermana. Creó un campamento al que podían acudirlas víctimas del nazismo. También escribió un best-seller titulado Elescondite, en el que narraba las duras experiencias que vivieron losmiembros de su familia durante la guerra.

Corrie murió el 15 de abril de 1983, con 91 años.

En la actualidad, la casa de los ten Boom se ha convertido en unMuseo y son muchas las personas que han visitado esta residencia, quese encuentra exactamente igual que en la época de la ocupación nazi. Ungran agujero en la falsa pared ha dejado al descubierto la habitaciónsecreta y los visitantes pueden, durante los momentos que permanecen enella, imaginar el horror que vivieron aquellas seis víctimas delHolocausto que permanecieron más de dos días hacinadas en un pequeñoespacio, angustiadas, sin poder hablar y en la más completa oscuridad.


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