Resiliencia - Una respuesta humana ante la adversidad

Una respuesta humana ante la adversidad




En esta época donde hasta la Crisis está en crisis, me parece oportuno traer a colación un concepto rescatado por la Sicología Social y tomado inicialmente desde la Física…

La Resilencia o Resiliencia tiene varias definiciones...

es la resistencia que ofrece un material a la rotura bajo stress, o sea, cierta clase específica de tenacidad...

es la característica con que un material responde a la presión y volviendo a su forma anterior al retirarla, una clase de elasticidad

De lo cual se extrapola el concepto humanista de Resiliencia como resistencia a la adversidad, como la capacidad de un individuo o grupo a sobreponerse ante el embate de un evento o período de crisis… saliendo, incluso, fortalecido por tal crisis...

Se entiende por Resiliencia / Resilencia a la capacidad para recuperarse y sobreponerse con éxito a la adversidad...

“la resiliencia es la capacidad de una persona o de un grupo para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves. Pero la resiliencia no es solo una cuestión individual, sino que es, también, el signo visible de un tejido de relaciones y experiencias que enseñan a la gente cualidades como dominio, arte de vencer obstáculos, amor, coraje, moral y esperanza” .

Este "modelo del desafío" concibe a cada daño en sí mismo como un desafío y que cada ser humano posee como un escudo de resiliencia y tiene que descubrir la posibilidad de fortalecerla. Para el desarrollo de la resiliencia hay factores que son decisivos…

Me gustaría compartir con ustedes ciertos consejos para desarrollar esta capacidad, a veces innata, a veces aprendida, siempre perfectible…
10 consejos para desarrollar la resilencia

Fuente: Asociación Americana de Psicología

La resilencia es una capacidad que puede aprenderse y desarrollarse.
Desarrollar resilencia (resistencia, elasticidad, recuperación), como la capacidad para afrontar con éxito la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas o incluso fuentes importantes de estrés, puede ayudar a manejar el estrés y los sentimientos de ansiedad e incertidumbre.

Sin embargo, que los niños sean resilentes no significa que no experimentarán dificultades o angustia.

El dolor emocional y la tristeza son comunes cuando tenemos un trauma de importancia o una pérdida personal, o incluso cuando nos enteramos de la pérdida o trauma de otra persona.

¿Cuáles son algunos consejos que pueden ayudarte a aprender a desarrollar la resilencia?

A medida que uses estos consejos, ten en cuenta que cada persona recorrerá la senda hacia la resilencia de manera diferente, lo que funciona para ti puede no funcionar para tus amigos.

1.   Reúnete
Habla con tus amigos e incluso con tus padres. Entiende que tus padres pueden tener más experiencia en la vida que tú, incluso si parece que nunca fueron jóvenes. Pueden temer por ti si estás atravesando momentos realmente difíciles y puede costarles más que a ti hablar sobre el tema. No temas expresar tu opinión, incluso si tus padres o amigos tienen un punto de vista opuesto. Formula preguntas y escucha las respuestas. Intégrate a tu comunidad, ya sea como parte de un grupo de la iglesia o de un grupo de colegio secundario.

2.   Tómate un respiro
Cuando algo malo sucede en tu vida, el estrés de lo que estás atravesando puede agudizar las tensiones cotidianas. Tus emociones pueden de por sí estar alteradas debido a las hormonas y los cambios físicos. La incertidumbre durante una tragedia o trauma puede hacer que estos cambios parezcan más extremos. Prepárate para esto y sé menos exigente contigo y con tus amigos.

3.   Crea una zona de tranquilidad
Haz de tu habitación o departamento una "zona de tranquilidad". Esto no significa que nadie pueda entrar sino que el hogar debe ser un refugio libre de estrés y ansiedad. Sin embargo, entiende que tus padres y hermanos pueden tener sus propias tensiones si algo grave acaba de suceder en tu vida y pueden desear compartir contigo más tiempo de lo habitual.

4.   Sigue las rutinas que te has fijado
Pasar tiempo en las instalaciones del colegio secundario o la universidad significa tener más opciones; por lo tanto, deja que el hogar sea tu constante. En períodos de mucho estrés, planifica una rutina y cúmplela. Puedes estar haciendo toda clase de cosas nuevas, pero no olvides las rutinas que te hacen sentir bien, ya sea las cosas que haces antes de clase, salir a almorzar o sostener una conversación telefónica con un amigo por las noches.

5.   Cuídate
Asegúrate de cuidarte física, mental y espiritualmente. También asegúrate de dormir. Si no lo haces, puedes estar más malhumorado y nervioso en un momento en que necesitas estar animado. Muchas cosas suceden a nuestro alrededor y te va resultar difícil enfrentarlas si estás muerto de sueño.

6.   Toma el control
Incluso en medio de la tragedia, puedes avanzar hacia tus metas dando un paso pequeño a la vez. Durante un momento realmente difícil, es posible que nada más que levantarte e ir a la escuela sea todo lo que puedas hacer, pero aun lograr esto puede ayudar. Los malos momentos nos hacen sentir fuera de control, recupera parte de ese control tomando una acción decisiva.

7.   Exprésate
La tragedia puede provocar una serie de emociones conflictivas, pero a veces, es simplemente muy difícil hablar con alguien sobre lo que sientes. Si hablar no funciona, haz algo más para captar tus emociones como comenzar a escribir un diario o recurrir al arte como medio de expresión.

8.   Ayuda a otros
Nada libera más tu mente de los problemas que resolver los problemas de otros. Procura ofrecer tus servicios como voluntario en tu comunidad o en tu escuela, limpia la casa o departamento o ayuda a un amigo con sus tareas.

9.   Pon las cosas en perspectiva
Lo mismo que a ti te estresa puede ser de lo que todos están hablando ahora; pero a la larga, las cosas cambian y los malos momentos terminan. Si te preocupa pensar si estás preparado para superarlo, recuerda un momento en el que hayas enfrentado tus temores, ya sea cuando invitaste a salir a alguien o solicitaste un empleo. Aprende algunas técnicas de relajación, ya sea pensar en una canción en especial durante los momentos de estrés o respirar profundamente para calmarte. Piensa en las cosas importantes que han seguido igual, aun cuando el mundo externo está cambiando. Cuando hables sobre malos momentos, asegúrate de hablar también de los buenos momentos.

10.   Desconéctate
Deseas estar informado, incluso puedes tener tareas que requieran que veas las noticias. No obstante, las noticias algunas veces con su enfoque en el aspecto sensacionalista, pueden añadir la sensación de que nada va bien. Intenta limitar la cantidad de noticias que ves, ya sea en televisión, diarios o revistas, o Internet. Ver un reportaje noticioso una vez te informa; pero verlo repetidamente sólo genera más estrés y no aporta ningún otro conocimiento.

Puedes aprender la resilencia y desarrollarla.

Sin embargo, el solo hecho de aprenderla no significa que no te sentirás estresado ni ansioso.

Puede haber momentos en los que no estés feliz, y eso está bien. La resilencia (resistencia) es un camino y cada persona se tomará su propio tiempo para recorrerlo.

Puedes beneficiarte con algunos de los consejos anteriores para desarrollar la resilencia, mientras que algunos de tus amigos pueden beneficiarse con otros. La resilencia que aprendes durante muy malos momentos te será útil incluso una vez que éstos hayan terminado y es bueno contar con esta capacidad en todo momento. La resilencia puede ayudarte a ser una de esas personas que salen a flote o tienen capacidad de recuperación.


Documento de apahelpcenter.org puede ser reproducido íntegramente siempre y cuando se acredite que proviene de la Asociación Americana de Psicología.

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Fuente:
La citada, encontrada a través de:
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