"Pensé que nunca me iba a levantar"

En el clásico, y tras tantas lesiones, Steinert fue titular por primer vez en Racing y mostró mucho talento. "Fue como volver a vivir", dice.




Esa luz que resplandeció en su aparición en la Primera de Newell's, ese pibe vertical y encarador que prometió alegrías al por mayor, el que supo estar en boca de la mitad de Rosario... Ese talentoso jugador se fue apagando de a poco hasta caer en la oscuridad. Las constantes lesiones y una fragilidad psicológica se fusionaron en Damián Steinert y lo empujaron demasiado seguido hacia afuera de las canchas: lleva 11 torneos cortos en Primera y sólo en tres alcanzó o superó la decena de partidos. Pero una noche, la del lunes, esa luz volvió a encenderse. Fue titular en Racing por primera vez y regaló lujos (dos caños y una rabona) que fluyeron desde una mentalidad reparada.

"Hacía como tres años que no metía un caño. O sea, desde la última vez que me sentí con confianza. En Newell's lo hacía seguido. Siempre me gustó la fantasía. De chico tiraba mucha", le cuenta el delantero a Olé, luego del almuerzo en el hotel Casa Real, lugar de Racing en su paso por Salta. Distendido, acepta que está "algo cansado por el desgaste de la pretemporada".

-¿Por qué te costó tanto tomar confianza?

-Fue muy difícil. Tuve muchas lesiones. También cuando llegué a Racing: anduve casi cuatro meses parado. Ahora trato de tomarlo como algo más que pasó. Porque si me pongo a pensar mucho en eso sería el doble de locura. Estuve muy mal y aprendí que la mejor manera de afrontar estas cosas es con tranquilidad.

-Hablaste de locura. ¿Llegaste a desesperarte en algún momento?

-Y sí... No es fácil. Cada vez que volvía a jugar me ponía a pensar en las lesiones y eso me jugaba en contra.

-¿Se te cruzó por la cabeza abandonar todo?

-Sí, siempre lo pensaba porque era un inmaduro, un inconsciente. Son cosas que pasan. Tuve mucha mala suerte. Y reconozco que no estaba muy bien.

-¿Un tema psicológico?

-Claro. Todo nace en la confianza, en creer en uno mismo. Y a veces me pasaba eso, era un tema mental. Pero ya está, lo que pasó, pasó. Mi etapa en Newell's se terminó. Mi nivel en el 2006 y también en el 2007 fue muy bueno. Ojalá pueda recuperarlo.

-¿Contra Independiente qué recuperaste?

-La verdad es que estoy muy feliz. Necesitaba hacer un buen partido, sobre todo desde el arranque. Personalmente me sentí muy bien. Me vino bárbaro sumar 90 minutos, hacía dos años y pico que no lo hacía. Me gustaría tener varios partidos, daría mucho por poder ser titular. De todas maneras, poder estar de entrada fue como volver a vivir. Esperé mucho esto.

-¿En algún momento te sentiste una promesa que no se cumplió?

-Cuando aparecí en Primera se habló muchísimo de mí. Y yo no estaba bien parado. No soportaba la situación, la presión. No era fácil. Yo recién meduré a los 21 años. Y al mes me jodí el pie y estuve casi ocho meses parado. Tuve una fractura en el escafoide y debí aguantarme siete meses sin jugar. Antes me habían operado de un hombro, después tuve lumbalgia y pubialgia. Fueron factores que me complicaron mucho cuando estaba en mi mejor momento. Llegué a pensar que nunca me iba a levantar.

-¿Te reencontraste con vos mismo?

-Puede ser. Igual estoy a tiempo, recién tengo 23 años. Lo que necesito es continuidad. Fue sólo un partido que jugué. La realidad arranca a fines de enero, cuando empiece el campeonato frente a Central.

-¿Cómo fue trabajar sabiendo que muchas veces no irías ni al banco?

-Era feo ver a mis compañeros entrenándose para el partido y yo casi siempre haciendo kinesiología. Pero bueno, gracias a Dios tengo una buena familia que siempre me apoyó. Eso es lo más importante que le puede pasar a una persona. Mucha gente me ha llamado en los momentos malos.

-¿Ahora con qué soñás?

-Sinceramente no pienso más nada. Me cansé de soñar y que después se me hiciera todo muy difícil. Ahora prefiero disfrutar cada día de todo: del entrenamiento, del vestuario, de los chicos, de la gente que me banca a muerte. Vivo el presente.

Un despistado. Damián no se olvida del pasado desfavorable, aunque su memoria falla con mucha frecuencia en la vida cotidiana. Es un rasgo de su personalidad que sus compañeros captaron hace rato. Y que lo pueden confirmar en la recepción del hotel Casa Real, donde ya debieron darle más de una tarjeta de acceso a la habitación porque perdió varias. "Me cargan porque siempre fui así... un poco colgado. Bah, lo normal creo, ja. Me olvido de las cosas. Pero dentro de la cancha no. Ahí soy otra persona, muy aplicado en todo lo que me piden", cuenta. Y regresa al aspecto futbolístico cuando se le pregunta sobre su futuro. ¿Será el tercer delantero en el Clausura, por delante de Lucas Castromán y detrás de la dupla Lugüercio-Bieler?

"No quiero pensar en eso. Somos cinco delanteros (con Caballero). Todavía falta mucho, recién estamos en la pretemporada. Gracias a Dios anduve bien. Por el momento me conformo con estar disponible para el técnico y poder integrar la lista de 18, jugando o en el banco. Y si no, bueno, seguiré luchándola como lo hice hasta ahora", comenta.

-¿Qué te dijo Vivas?

-Quedó contento conmigo. Tengo buen diálogo con él, me da confianza, me hace jugar tranquilo. Es lo que más necesito yo en este momento. Mis compañeros también me dijeron que les gustó cómo jugué. Me hace muy bien escuchar esas palabras de aliento.

Los tiempos de lesiones, de angustias le dieron paso a un momento agradable. Y ratificaron que su talento está vigente, que depende muchísimo de cómo responda su cabeza. Así como prometía en su explosión en Newell's, también lo hace cuando encuentra espacio y se lanza en velocidad con pelota dominada. Vivas lo quiere, Racing lo necesita.

Fuente:http://www.ole.clarin.com/notas/2010/01/13/futbollocal/02118820.html