Paul Krugman: "La ira de los multimillonarios" ...

Paul Krugman:

"La ira de los multimillonarios" ... en EEUU



Paul Krugman


Bush firmando la reducción de impuestos

Antes que nada ¿quién es Paul Krugman?, veamos la Wikipedia:

"Paul Robin Krugman (28 de febrero de 1953) es un economista, divulgador y periodista norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos. Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton. Desde 2000 escribe una columna en el periódico New York Times. En 2008 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía." (http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Krugman)
Y, agrego yo, que con 24 años se doctoró en el MIT (Massachusetts Institute of Technology).

Ahora, ¿qué es lo que dice ahora?Veamos estas traducciones del artículo cuyo Texto Completo en Inglés puede verse en: http://www.nytimes.com/2010/09/20/opinion/20krugman.html?_r=1&ref=opinion:


Aquí tenemos un resumen:

"La ola de ira que está extendiéndose por Estados Unidos ha llegado a los habitantes más ricos, que están enfadados porque el programa de recorte de impuestos del ex presidente Bush que les afectaba está a punto de terminar, y ahora buscan venganza. La auto compasión se ha puesto de moda, y muchos aseguran que son ricos porque se lo merecen y han trabajado por ello, y que por esto tienen todo el derecho del mundo a mantener su nivel de vida actual." (http://spanish.safe-democracy.org/2010/09/20/el-enfado-de-los-ricos/)

Y aquí la traducción prácticamente completa según iEco de Clarín:

Paul Krugman: "La ira de los multimillonarios"
La ira corre como un reguero de pólvora por todo Estados Unidos. Esta ira candente es, ciertamente, un fenómeno minoritario, no algo que caracterice a todos nuestros compatriotas. Pero la minoría iracunda está realmente furiosa. La forman quienes sienten que les están quitando cosas a las que tienen derecho. Y están dispuestos a vengarse. No, no me refiero al Tea Party. Me refiero a los ricos.

Son épocas terribles para muchos en este país. La pobreza, sobre todo la pobreza acuciante, aumentó con el derrumbe económico; millones de personas perdieron sus hogares. Los jóvenes no encuentran trabajo; los de 50 años o más que son despedidos temen no volver a trabajar. De todos modos, si usted quiere encontrar una furia política de verdad –del tipo que lleva a comparar al presidente Obama con Hitler, o a acusarlo de traición– no la encontrará entre esos estadounidenses sufrientes. La encontrará en cambio entre los muy privilegiados, gente que no tiene que preocuparse por perder su empleo, su casa o su seguro de salud, pero que está indignada, muy indignada, ante la sola idea de pagar impuestos moderadamente más altos .

Ahora que se avecina la hora decisiva para el destino de los recortes fiscales de Bush, la ira de los ricos creció y en algunos sentidos también cambió su carácter.

En primer lugar, la locura se generalizó . Una cosa es cuando un multimillonario despotrica en una cena. Otra cuando la revista Forbes publica una nota de tapa alegando que el presidente de los Estados Unidos está tratando deliberadamente de hundir a EE.UU. como parte de su programa “anticolonialista” keniano. Al parecer, cuando se trata de defender los intereses de los ricos las reglas normales del discurso civilizado (y racional) dejan de aplicarse.

Entre los innegablemente ricos, se ha impuesto un sentimiento beligerante de derecho: es su dinero, y tienen derecho a conservarlo. El espectáculo de los estadounidenses de altos ingresos, las personas más afortunadas del mundo, revolcándose en la autocompasión y la superioridad moral sería gracioso, excepto por una cosa: es posible que se salgan con la suya . Prácticamente todos los republicanos y algunos demócratas corren en auxilio de los ricos oprimidos.

Mire, los ricos no son como usted y yo: ellos tienen más influencia . En parte, tiene que ver con los aportes de campaña, pero también con la presión social, dado que los políticos pasan mucho tiempo en contacto con la gente adinerada. O sea que cuando los ricos enfrentan la perspectiva de pagar un 3 o 4% extra de su ingreso en impuestos, los políticos sienten su dolor.

Y cuando termine la pelea fiscal, de una manera o de otra, puede estar seguro de que quienes actualmente defienden los ingresos de la elite volverán a exigir reducciones en la Seguridad Social y la ayuda a los desocupados. Estados Unidos debe tomar decisiones muy difíciles, dicen; todos tenemos que estar dispuestos a hacer sacrificios.

Pero cuando dicen “nosotros” quieren decir “ustedes”. El sacrificio es para la gente corriente.

La reflexión final es :

¿esto no pasa en todo el mundo

incluidos nuestros países?