Handel, entre cheques y corcheas

Un descubrimiento casual en uno de los libros de registro del Bancode Inglaterra señala que el compositor del barroco fue un astutoinversionista financiero.


Las inversiones de Handel lo libraron de la necesidad de tener un mecenas

El hallazgo sucedió en las entrañas del Banco de Inglaterra y podría considerarse una primicia noticiosa.

La Radio 3 de la BBC me pidió participar en la conmemoración de los250 años de la muerte del gran compositor anglo-alemán, George FridericHandel.

Querían saber sobre el dinero de Handel, cómo lo obtuvo y cómoalcanzó una fortuna (equivalente a US$4,5 millones de hoy) en épocas decrisis financieras muy parecidas a las presentes.

De Handel existe, naturalmente, un caudal de música fantástica, pero es muy poco lo que se sabe de él como persona.

Nacido en Alemania, terminó pasando la mayor parte de su vida enLondres después de que su patrón en la ciudad de Hanover se convirtieraen Jorge I de Inglaterra en 1714.

También está la tentadora tesis expuesta por Johnathan Keates,biógrafo de Handel, quien asegura que el músico pudo haber llegadoantes a la capital británica, en 1710, y asentarse en 1712 mientrasespiaba el entorno para el eventual sucesor alemán a la reina Ana.


Empresario


Handel se instaló en el elegante sector de Mayfair

Sin embargo, una vez se indaga, la historia del dinero esfascinante. Handel parece haber sido uno de los primeros músicosmodernos en no depender de un mecenas de la corte o de la iglesia.

Fue, en cambio, un empresario del espectáculo, arriesgando supropio dinero en óperas y oratorios. Su fortuna creció y cayó deacuerdo con la popularidad de esos géneros y los gustos de la época.

Eventualmente, lo oratorios lo convirtieron en un hombre rico. Perotambién se dedicó un buen tiempo a la inversión y algunos registrossobreviven de sus especulaciones en los nuevos y emergentes mercadosfinancieros.

En 1716 invirtió en acciones de la original empresa South Sea,cuando todavía ella estaba de moda, pero parece haberse salido a tiemposin sufrir pérdida.

Su nombre desapareció de la lista de inversionistas para cuando laempresa quebró en 1720. El desinfle de una burbuja generada por eldelirio especulativo en torno a las acciones del gobierno británico.

El recién creado Banco de Inglaterra salió al rescate de lasanualidades de la empresa South Sea, apoyando así el crédito delgobierno, aunque sin duda elevando la creciente reputación del propioBanco, que apenas había sido fundado hacía unas décadas en 1694.

El Banco de Inglaterra insistía en que sus inversionistas quevivían en Londres tenían que presentarse en persona a las oficinas.

Handel se acomodó en un nuevo y elegante sector de la ciudad, en lacalle Brook de Mayfair, que tenía amplias vías para que un cochepudiera dar la vuelta y que colindaba con el idilio rural del parqueHyde.

Estaba también, muy importante, al oeste de la parte más antigua deLondres, así que no lo afectaba el humo ni el hedor que empezaban aapoderarse de la capital británica.

Esto significaba que tenía que desplazarse un buen trecho parallegar hasta la calle Threadneedle (sede del Banco), la zona medievalde Londres que debió parecerle otro mundo y, comparativamente, muchomás peligrosa dado que siempre llegaba o salía de allí con grandessumas de dinero.

Podemos especular que visitó el Café Garraways (en los cafés de laépoca se hacían los negocios) donde se pudo haber citado con sucorredor de bolsa para discutir si invertía en anualidades del 3%.


Secretos enterrados


Un genio para la música y para las inversiones

En busca de los hechos, mi productor Paul Frankl y yo, llegamos temprano una mañana al Museo del Banco de Inglaterra.

Nos llevaron al sitio más profundo de los archivos. Podría hacerseun programa al respecto, con las estanterías repletas de trofeosdonados al banco por sus aniversarios: fantásticas fotografías de laespectacular sede original.

Hay máquinas antiguas para pesar sacos de monedas e imprentasespecializadas que podían copiar el original de una carta antes deldescubrimiento del papel carbón.

Luego están los libros de registros, a través de las décadas: unarchivo extraordinario de los días cuando cualquier persona (condinero) podía abrir una cuenta en el Banco de Inglaterra.

El encargado John Keyworth nos trajo unos ejemplos de los librosque contienen algunas de las transacciones hechas por Handel, todasfirmadas con su característica letra. Tan impresionantes como unapartitura. Pero habría cosas mejores.

John había sacado un libro que contiene una firma de 1725, anteriora los recuentos de 1728 sobre los que escribió la gran experta enfinanzas de Handel, Ellen Harris. La doctora Harris es profesora en elInstituto de Tecnología de Massachusetts.

Se me ocurrió señalar otra página, con varias transacciones deanualidades de la empresa South Sea con más firmas de Handel de unafecha aún más temprana: 1723.

La profesora Harris se emocionó cuando supo lo que habíadescubierto. Después de todo, 1723 fue sólo tres años después deldesplome de la burbuja de South Sea cuando esa era la crisis crediticiade esos días. Muchos inversionistas destacados asumieron grandespérdidas, incluyendo Isaac Newton.

Y aquí tienen a Handel en los registros del Banco de Inglaterra,especulando de nuevo en el mercado tres años después de la quiebra,invirtiendo en algún tipo de compra y venta de anualidades respaldadaspor el Banco de Inglaterra, parte del rescate del Banco al nacientemercado bursátil de Londres.

Parece que Handel tenía la fortuna y la confianza para invertirsustancialmente en la bolsa al mismo tiempo que se instalaba en su casaen Mayfair. Allí vivió el resto de su larga vida, arrendando y nocomprando, como era usual entre los cautos de esa época.

La profesora Harris me aseguró que era un descubrimientoextraordinario: "Yo pensaba que Handel no había podido invertir en losaños 20, así que descubrir que lo estaba haciendo desde 1723 es unagran noticia. Estoy muy emocionada", dijo.

"Que se hubiera metido una vez más en las anualidades de South Seaes una información extraordinaria. Aparentemente el hombre tenía el ojopuesto en el premio".


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